Ayer (6/11/2023) nos hemos despedido de Blanquito. Blanquito era un gato comunitario que cuidábamos y queríamos desde el 2011. Blanquito es de la legendaria colonia del Mulo. Muchos vecinos lo conocían y muchos vecinos lo saludaban a diario. Fue para una de nuestras compañeras el primer gato callejero que empezó a cuidar, el primer gato que castró hace mucho mucho tiempo a cuenta propia. Y la relación de Blanquito con su cuidadora era muy muy especial. Cuando hace unos años en El Mulo empezaron las obras del nuevo restaurante y el rinconcito que antes era para Blanquito y Colorines su hogar, se convirtió en una terraza con mucha afluencia, Blanquito y Colorines lo tenían claro, empezaron a seguir a su cuidadora y se instalaron justo delante de la puerta de su vivienda. ¡Son tan listos! ¿Y ya os lo podéis imaginar? No tardaron en meterse dentro de casa…. Y desde hace ya algún tiempo los dos disfrutan de lo que han convertido en su hogar predilecto al lado de la persona que más quieren y en la que más confían y disfrutando de sofás, camas y camitas y en su vejez de la una buena vida acorde a sus edades.
A Colorines su cuidadora le saneo toda la boca hace un tiempo y este verano le iba a tocar a Blanquito, pero justo cuando llegó ese momento, ocurrió algo horrible. En la oreja de Blanquito apreció un carcinoma fulminante que en muy muy poco tiempo se desarrolló de muy mala manera.
Este fin de semana pasado Blanquito bien calentito en casa de su cuidadora, panza arriba, dejándose mimar empezó a despedirse de ella, le habrá dicho muchas cosas con cada mirada… y dejo de comer y le dijo que hasta aquí habían caminado juntos y que ahora había llegado el momento de separarse físicamente pero que él nunca estaría lejos y ella siempre lo seguiría percibiendo…
Blanquito era un gato super super noble, increíblemente noble. Un buenachón. Y de joven y de mayor muy muy bonito. Todas las esquinas en las que él se solía mover y permanecer nos recordarán de Blanquito. ¡Cómo le gustaba observar el vaivén de la gente y de cotillear! ¡No se le escapaba nada! Ahora seremos muchos que lo seguiremos queriendo y recordando. Calculamos que llegó a vivir unos 13 años o más. Para un gato callejero, una edad suprema.
Un fuerte abrazo a su cuidadora, nuestra compañera a la que le damos las gracias por tanto.
¡Descansa en paz Blanquito!